Saltar al contenido
Educaciónsexual.org

VIH y SIDA

infecciones-VIH
Índice

    ¿Qué es el VIH?

    El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es una infección de transmisión sexual considerada uno de los mayores problemas de salud pública por la Organización Panamericana de la Salud.

    Es un virus que ataca el sistema inmunológico humano, específicamente a unas células llamadas CD4+ y debilita gradualmente el sistema inmunológico del cuerpo, lo que hace que las personas infectadas sean más susceptibles a infecciones y enfermedades.

    La infección por VIH es crónica y actualmente no tiene cura, pero con el tratamiento adecuado, muchas personas con VIH pueden llevar vidas largas y saludables.

    ¿Cuál es la diferencia entre el VIH y el SIDA?

    El VIH y el SIDA son dos términos que a menudo se confunden, pero tienen significados muy distintos. El VIH es el Virus de la Inmunodeficiencia Humana, que es el virus que causa la infección.

    Por otro lado, el SIDA es el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, que es el estado avanzado de la enfermedad causada por el VIH.

    En las primeras etapas de la infección por VIH, una persona puede ser portadora del virus sin saberlo y no presentar síntomas durante muchos años.

    A medida que la infección avanza, el virus puede dañar el sistema inmunológico del cuerpo, lo que aumenta el riesgo de infecciones y otras enfermedades. Si no se trata, la infección por VIH puede avanzar a SIDA.

    El SIDA se define como una inmunodeficiencia avanzada, lo que significa que el sistema inmunológico del cuerpo está gravemente dañado y no puede combatir infecciones y enfermedades de manera efectiva.

    La definición de SIDA incluye la presencia de infecciones y enfermedades oportunistas, así como un recuento de células CD4+ (un tipo de célula inmunitaria) por debajo de 200 células/mm3.

    En este estado, las personas con SIDA pueden tener una mayor susceptibilidad a infecciones y enfermedades graves, así como a cánceres.

    Es importante destacar que no todas las personas con VIH desarrollan SIDA. Con el uso adecuado de terapia antirretroviral (ART), que es el tratamiento estándar para el VIH, muchas personas con VIH pueden mantener su carga viral bajo control y evitar el desarrollo de SIDA.

    El SIDA es la fase más grave de la infección generada por el VIH y tarda aproximadamente 10 años es generarse si no se recibe tratamiento. Por eso, las personas con VIH pueden no tener SIDA, pero toda persona con SIDA tiene el VIH en su organismo.

    ¿Cómo se contagia el VIH?

    El VIH se contagia a través del contacto con ciertos fluidos corporales de una persona infectada, como la sangre, el semen, las secreciones vaginales y la leche materna.

    Estos fluidos pueden contener suficiente virus para infectar a otra persona si entran en contacto con las membranas mucosas (como la vagina, el recto y la boca), heridas abiertas o la corriente sanguínea de otra persona.

    La forma más común de transmisión del VIH es a través de relaciones sexuales sin protección, incluyendo el sexo vaginal, anal y oral.

    El VIH también puede transmitirse de una madre infectada a su hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia.

    Además, el VIH puede transmitirse a través del intercambio de jeringas y agujas contaminadas con sangre infectada, así como a través de transfusiones de sangre no seguras.

    Hay ciertos factores que pueden aumentar el riesgo de contraer VIH, como tener múltiples parejas sexuales, tener relaciones sexuales sin protección, compartir jeringas o agujas, tener otra infección de transmisión sexual (ITS) y vivir en una comunidad con alta prevalencia de VIH.

    ¿Cómo no se contagia?

    Mantener relaciones sexuales con preservativo o el campo de látex no trasmite la infección. Besar, abrazar, dar la mano, el contacto físico casual tampoco contagian la infección.

    Hacer deporte, trabajar, estudiar, compartir una cena, la pileta o ducha con un apersona infectada no transmite el virus.

    Tampoco lo hace un estornudo, lagrimas, sudor o compartir vestimenta. Por último, hay que destacar que el agua y los alimentos no son medios de contagio.

    Por último, los mosquitos y otros insectos no pueden transmitir el VIH, ya que el virus no puede sobrevivir en ellos.

    ¿Cuáles son los síntomas del VIH?

    El VIH puede tardar años en mostrar síntomas en una persona infectada. En algunos casos, incluso puede que una persona infectada con VIH nunca presente síntomas.

    En general, los síntomas del VIH son similares a los de otras enfermedades virales, como la gripe, y pueden incluir fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular y de articulaciones, sudores nocturnos, fatiga, diarrea, náuseas y vómitos.

    También pueden aparecer erupciones en la piel y llagas en la boca o en los genitales.

    Sin embargo, estos síntomas son inespecíficos y pueden ser causados por muchas otras afecciones, por lo que no son necesariamente indicativos de una infección por VIH.

    Además, muchas personas infectadas con VIH no presentan síntomas durante años después de la infección, lo que hace que la detección y el diagnóstico temprano sean fundamentales.

    Es importante tener en cuenta que una persona infectada con VIH puede transmitir el virus a otras personas incluso si no presenta síntomas.

    Por lo tanto, es fundamental hacerse pruebas regulares de detección del VIH, especialmente si se ha tenido relaciones sexuales sin protección o se ha compartido agujas o jeringas en caso de consumo de drogas intravenosas.

    Luego de 10 años o más, cuando la enfermedad ya ha avanzado y debilitado el sistema inmunitario, las personas podrán experimentar pérdida de peso sorpresiva, diarrea frecuente, tos intensa e inflamación y dolor en los ganglios linfáticos.

    Cabe destacar que, si una persona infectada por VIH no inicia su tratamiento de forma rápida, podría adquirir enfermedades muy graves, tales como tuberculosis, sarcoma de Kaposi, infecciones bacterianas, entre otras.

    ¿Cómo se diagnostica o detecta el VIH?

    La detección y el diagnóstico tempranos del VIH son fundamentales para prevenir su transmisión y tratar la infección de manera efectiva. Actualmente, existen varios métodos para detectar la presencia del VIH en el cuerpo.

    La prueba más común es la prueba de detección de VIH, que generalmente se realiza a través de una muestra de sangre o saliva.

    Estas pruebas detectan la presencia de anticuerpos del VIH, que son proteínas producidas por el sistema inmunológico en respuesta a la infección.

    La mayoría de las personas desarrollan anticuerpos contra el VIH dentro de las primeras seis semanas a tres meses después de la infección, aunque algunas pueden tardar más tiempo.

    Las pruebas de VIH pueden ser realizadas en centros de salud o clínicas especializadas en VIH/SIDA, o incluso en algunos hogares.

    Además de la prueba de detección de VIH, también existen pruebas de carga viral del VIH. Estas pruebas miden la cantidad de virus presente en la sangre de una persona infectada.

    Los resultados de estas pruebas pueden ayudar a determinar la progresión de la infección y la respuesta a los tratamientos antirretrovirales.

    También existen pruebas rápidas de VIH, que ofrecen resultados en cuestión de minutos. Estas pruebas utilizan una muestra de sangre o saliva y son muy precisas.

    Son especialmente útiles en lugares donde la infraestructura de salud es limitada o el acceso a servicios de laboratorio es difícil.

    ¿Cuál es el tratamiento para el VIH?

    El tratamiento del VIH se basa en la terapia antirretroviral (TAR), que consiste en una combinación de medicamentos antirretrovirales que tienen como objetivo reducir la cantidad de virus en la sangre y en otras partes del cuerpo.

    El objetivo principal del tratamiento es detener la progresión del VIH, reducir la carga viral a niveles indetectables y aumentar el número de células CD4 en la sangre.

    Hay varios tipos de medicamentos antirretrovirales disponibles, que se dividen en diferentes clases según su modo de acción.

    Los inhibidores de la transcriptasa inversa nucleósidos (ITIN), los inhibidores de la transcriptasa inversa no nucleósidos (ITINN), los inhibidores de proteasa (IP) y los inhibidores de la entrada son algunas de las clases más comunes.

    El tratamiento con TAR debe iniciarse lo antes posible después del diagnóstico del VIH.

    El inicio temprano del tratamiento puede mejorar la calidad de vida de la persona y reducir el riesgo de complicaciones graves relacionadas con el VIH.

    Es importante destacar que la TAR no cura el VIH, pero puede ayudar a controlarlo y prevenir la progresión del VIH a SIDA.

    El tratamiento debe ser supervisado por un médico especialista en VIH, quien determinará la combinación de medicamentos antirretrovirales más adecuada para cada caso en particular y ajustará el tratamiento según sea necesario.

    También es importante seguir las pautas de tratamiento y tomar los medicamentos según lo prescrito para garantizar la efectividad del tratamiento y minimizar el riesgo de resistencia a los medicamentos.

    You cannot copy content of this page